domingo, 5 de agosto de 2007

LAS TRES GARGANTAS CHINAS. UNA CONSTRUCCIÓN SOFISTICADA Y DESTRUCTIVA


En 1993 se iniciaron las obras para construir lo que hoy es un hecho. La represa más grande del mundo se ha levantado sobre las aguas del río Yangtze, en la populosa república de China, en menos tiempo de lo previsto. El proyecto en su totalidad, estaría finalizado para el 2008, más de un año antes de lo programado.
Con “Tres Gargantas” el gobierno chino pretende triplicar su capacidad de producción hidroeléctrica en los próximos 20 años. Incluso desde la prensa oficial del gigante asiático se asegura que la finalización de la represa ayudará a controlar las inundaciones del río Yangtze, con lo que protegerá 15 millones de personas y 1,54 millones de hectáreas de tierra cultivable. A su vez, funcionarios del gobierno dijeron que también ayudará a paliar la escasez de electricidad y los cortes de luz en el área, así como a expandir el auge económico del país a las áreas pobres.
Pero los ambientalistas denuncian gravísimas consecuencias ambientales y sociales. Pues este tipo de obras conduce al reasentamiento forzado y contribuye de modo significativo al cambio climático a través de las emisiones de metano.
El costo de las obras, hasta el año 2006, asciende a los 25.000 millones de dólares. En esta suma es importante la participación de países centrales como Canadá, Francia, Alemania, Japón Suecia y Suiza, que aportaron más de 1.500 millones de dólares, en base a créditos a la exportación para la fabricación de turbinas. Estos países, junto a los Norte industrial, se encargaron de aportar casi un 60 % del total del gasto a razón de créditos y garantías.
Pero los beneficios tal vez no valgan la pena. Por ejemplo, el espejo de agua, el río Yangtze, de 660 kilómetros cuadrados está siendo contaminado, conllevando intrusión de agua salada y erosión en el estuario del río. Además, la subida de las aguas cerca de la represa obligaría a unas 80.000 personas a trasladarse de las inmediaciones de la represa, que se sumarían al 1,3 millones que ya han tenido que dejarle su lugar al gigantesco centro hidroeléctrico. A todas estas consecuencias ambientales y poblacionales hay que sumarle las graves denuncias de corrupción y abuso de derechos humanos, acosando a los pobladores y prohibiéndoles que presenten sus quejas en el gobierno central.
Semejantes costos superan a los beneficios, en especial cuando ya existen alternativas más baratas y limpias como la energía eólica, la solar o la geotermal. Energías que evidentemente no se desarrollan porque los principales interesados en los derivados del petróleo o la hidroelectricidad, tienen sus concesiones, manejan los precios a nivel mundial, detentan el monopolio de los yacimientos y de las construcciones. Entonces seguiremos usando energías costosas, contaminantes agotables y no renovables por el dominio global de la lógica de mercado por sobre la lógica de la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

si estas leyendo esto es que funciona...qda buena la pag che..buena pibe!